Las formas fundamentales del pensamiento son: Concepto, Juicio y Raciocinio, y ninguna de ellas puede existir sin las otras.
La diferencia entre estas tres formas del pensamiento es la forma en que reflejan la realidad objetiva. El juicio refleja todos los aspectos, sean generales o esenciales, del objeto. Pero al llegar al punto en que el predicado refleja lo general y lo esencial del objeto, se convierte en un concepto. El razonamiento es una forma de movimiento que parte de unos juicios y conceptos a otros.
El concepto debe responder a una pregunta: ¿Qué objeto es y cuál es su esencia?; mientras que el juicio responde a: ¿Qué rasgos en general son los inherentes al objeto? ¿Qué aspectos, propiedades y características le distinguen?
Mientras el juicio establece un resultado específico dentro de la dinámica del pensamiento y manifiesta un vínculo entre lo general y lo singular, el concepto resume todo lo que se sabe del objeto en cuestión, resumiéndolo en un sólo juicio, centrando la atención en lo universal. El razonamiento manifiesta cómo, por qué, sobre qué base lo singular se relaciona con lo universal.
Durante el desarrollo histórico del pensamiento se han distinguido dos etapas:
- El pensamiento no fraccionado en sus diversas formas.
- El pensamiento maduro, en el que se destacan diversas formas que cumplen funciones específicas en la trayectoria hacia la verdad.
La teoría científica es un sistema de juicios agrupados según un principio único, y la misión de la dialéctica consiste en descubrir las leyes que regulan la aparición, la estructura y el desarrollo de éstas.
Referencia Bibliográfica
Choc, L. (2,017). Texto Básico para el Curso Elementos de Lógica Formal y Lógica Dialéctica. Guatemala: Departamento de Área Común - Facultad de Ciencias Económicas.
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